lunes, 13 de diciembre de 2010

La Trilogía Americana de Ellroy


América, Seis de los Grandes y Sangre Vagabunda, son los tres títulos que componen la trilogía sobre Estados Unidos que James Ellroy ha publicado entre 1996 y 2009. Tres títulos clave, más de 2.000 páginas, mezcla de realidad y ficción, para entender una parte importante de la historia de EE.UU, un período que va desde 1958 a 1972, con el asesinato del presidente Kennedy, los asesinatos de su hermano Robert y de Martin Luther King y, el fin del mandato del director del F.B.I, J. Edgar Hoover, pasando de puntillas por el escándalo de Watergate que obligó a Nixon a dimitir.

Una vez señalados los puntos más importantes del relato, lo primero que hay que apuntar es que estas tres obras no son única y exclusivamente rollos políticos, ni mucho menos ensayos sobre los acontecimientos. Lo que hace James Ellroy es tratar la historia de su país desde las bambalinas, los entresijos políticos, mafiosos y policiales, la intrahistoria. Es un mundo sórdido, donde las buenas intenciones no son más que charlatanería. Nadie se libra, todos están manchados, todos tienen sucios intereses movidos por sentimientos como la venganza, las traiciones y, por supuesto, el vil metal. Un retrato de una sociedad racista, donde ciertamente los negros no salen bien parados, aunque nunca podremos dilucidar si Ellroy es racista o no, porque una de las reglas básicas de la literatura es que nunca se puede confundir al narrador con el autor, no tienen por qué ser necesariamente la misma persona.

Los puntos fuertes de la monumental obra de Ellroy son dos. El primero de ellos es la gran variedad de géneros con los que impregna su trilogía. La novela histórica mezclada con la ficción es el pilar fundamental que sostiene a esta grandísima obra. El drama es el leit motiv de su obra, donde todo es trágico y nadie está a salvo. El drama político, la carrera por las elecciones, la forma de afrontar los asuntos más importantes por parte de los presidentes. La novela negra al más puro estilo detectivesco, con gangsters, persecuciones, seguimientos y escuchas. Comedia, mostrada por las geniales frases de los personajes con sus mordaces e inteligentísimos diálogos y el sentido del humor del narrador, un tipo que está pasado de rosca, de vuelta de todo y que se ríe de todo y de todos. Y, cómo no, historias de amor entre personajes opuestos, siempre sin llegar al sentimentalismo de baratillo.



La maestría de Ellroy se manifiesta en su impresionante estilo narrativo, casi telegráfico. En su mejor obra, América, la tensión va in-crescendo, con frases cortas, una gran descripción de la historia, completamente detallada. Seis de los Grandes es la obra homenaje a los telegramas. Su estilo es asfixiante, con frases de tres palabras seguidas de puntos. Quitando conjunciones y artículos. En momentos exaspera, pero una vez acostumbrado a la lectura, la novela es casi tan genial como las demás. Y en Sangre Vagabunda, vuelve con un estilo más cercano al de América, sin tanto laconismo como en Seis de los Grandes pero igual de seco y contundente. Todas ellas con un encabezamiento en cada capítulo con la fecha y el lugar de la historia, siempre con tres grandes historias paralelas que llegan a cruzarse y un sinfín de subtramas que encajan a la perfección en este complejo puzzle.

Si su estilo personal a la hora de narrar es clave, no lo es menos su magnífico manejo de distintos formatos. Ellroy es un hombre metódico, concienzudo y documentado para escribir sus historias. Gracias a sus amigos policías y periodistas, consigue dotar a sus obras de un enorme realismo, sabes que, aunque hay hechos verídicos es ficción, pero no lo parece. Cualquiera puede creer que es la realidad tal y cómo pasó. Y eso tiene un mérito increíble. En su trilogía, hay cabida para la transcripción de llamadas telefónicas grabadas por parte del F.B.I, con unos encabezamientos explicativos muy reales. Documentos secretos de la C.I.A y del Buró detallando los últimos acontecimientos y las formas de relatar las próximas operaciones. Escuchas de conversaciones, con gran descripción de interferencias, minutos transcurridos y ruidos, consiguiendo que el lector se imagine escuchando dichas conversaciones de manera dificultosa con unos cascos cutres. Además, también se intercalan artículos de prensa, titulares y subtitulares de los grandes periódicos estadounidenses con fecha, y extractos de diarios personales. Todo ello incrustado en las novelas, con sentido, siempre acorde con lo que sucede en la historia.

Para conseguir ese gran realismo muy cercano a la verdad, Ellroy indaga en los hechos históricos y en los hombres que los llevaron a cabo. Tenemos a todos los presidentes y los candidatos: JFK, Nixon, Lyndon B. Johnson o Hubert Humphrey. Robert Kennedy y su comité anti-mafia. El director del F.B.I, el más fascista de todos con tendencias homosexuales J. Edgar Hoover. Los policías y agentes del FBI Guy Bannister, J.D. Tippit y Maynard Moore. Jimmy Hoffa, Jules Schiffrin y el sindicato de camioneros. La Mafia, representada en el trío de capos de Nueva Orleans, Chicago y Tampa, Carlos Marcello, Sam Giancana y Santo Trafficante. Jack Ruby y Lee Harvey Oswald. El gran magnate Howard Hughes, un neurótico completo, brutal, que vendió la TWA para comprar casinos en Las Vegas. El inmenso poder de esa infame hermandad llamada Ku-Klux Klan, representante del racismo absoluto. O los líderes de un movimiento nacido en los años ’60, el nacionalismo negro, con el doctor Martin Luther King a la cabeza y los cuatro grupos más importantes: los Panteras Negras, Esclavos Unidos, Frente de Liberación Mau Mau y la Alianza de la Tribu Negra. Y personajes del mundo del cine como Frank Sinatra, colaborador de la mafia, o el homosexual Sal Mineo.



Todos estos hombres junto con los personajes ficticios, formaron parte de diversos hechos claves para entender la historia de los EE.UU: Los ya mencionados asesinatos de los Kennedy y Martin Luther King; el inicio del escándalo de Watergate; el fin del poder de Hoover, el declive de Howard Hughes; La Guerra de Vietnam y el negocio del narcotráfico que allí se practicaba; el intento fallido e inútil de invasión a la Bahía de Cochinos, ejemplo esclarecedor de las persecuciones que se realizaron contra el comunismo ayudados por la mafia y el odio hacia el líder cubano Fidel Castro; O los ya citados movimientos, el racismo del Ku-Klux Klan que luchó contra la homosexualidad y los negros y el nacionalismo negro, un movimiento reivindicativo que buscaba sus derechos en la sociedad norteamericana. Y los escándalos sexuales de JFK y la lucha de su hermano contra las actividades de calibre mafioso.

Para conseguir que funcione a la perfección todos estos acontecimientos, Ellroy crea una gran lista de personajes que tienen una gran importancia durante todo el relato. Algunos secundarios son: Barb Bondurant, esposa de Pete Bondurant; J.P. Mesplede uno de los asesinos de JFK; los expertos en escuchas ilegales Fred Turentine y Fred Otash; el pez gordo de Las Vegas Wayne Senior y su mujer Janice; el proxeneta negro Wendell Durfee; los activistas anticastristas Fulo Machado, Fuentes y Arredondo; los activistas negros Mo Jackson y Bayard Rustin; el hombre de Pete Bondurant Chuck Rogers; Gretchen Farr/Celia Reyes, participante en la matanza del 14-6; la diosa roja Joan Rosen Klein; Karen Sifakis, amante de Dwight C. Holly y pro-comunista; Marie Reginald-Hazzard amante negra de Wayne Tedrow Jr.; Marshall E. Bowen, agente negro infiltrado del F.B.I. y su gran enemigo, el policía racista Scotty Bennett; Jomo Kennyata Clarkson, ministro de propaganda del FLMM y Leander James Jackson, proveedor de armas de la ATN.

Aun con este ramillete de secundarios y todos los personajes reales, la novela seguiría estaría coja. Para crear una gran obra literaria, se han de contar con grandes protagonistas. Y el sexteto de personajes principales que Ellroy ha creado, tienen un carisma y una fuerza impresionantes. Ellos son:

Kermper C. Boyd: Es el agente infiltrado del F.B.I para espiar a los Kennedy, con los que llega a entablar amistad y es partícipe de sus habilidades. Es un hombre chistoso, metódico, adicto a las drogas para calmar sus repentinos cambios de estado de ánimo.

Ward J. Littell: Abogado de profesión, es un hombre que trabaja para el F.B.I. investigando el fondo de pensiones del sindicato de camioneros. Es un hombre mayor, con sobrepeso, alcohólico, de tendencias izquierdistas que nada gustan a sus jefes. Su importancia en la obra es vital, ya que sufre una transformación que va de menos a más.

Pete Bondurant: Es el puto amo absoluto de toda la obra. De origen francés, es un ex miembro de la CIA que trabaja como matón de Howard Hughes. Un yonki del tabaco, sus casi dos metros, su gran corpulencia, su manera de soltar frases lapidarias, le convierten en el duro por antonomasia. Todo el mundo le teme y, los que se enfrentan a él, sufren las consecuencias. Es el gran Pete B.

Wayne Tedrow Jr.: Hijo del magnate Wayne Sr, es un químico que tiene que encontrar a un proxeneta negro, Wendell Durfee, el día del asesinato de JFK en Dallas. Su viaje le traerá graves consecuencias, quedando muy trastocado de todo aquello. Su perseverancia a la hora de reconstruir los hechos, es su gran virtud.

Dwight C. Holly: Es el hombre clave de J. Edgar Hoover, un tipo tan ultraconservador como él. Es un hombre curtido en mil batallas, ayudado por confidentes comunistas para llevar a cabo la Operación Hermano Maaaalo, consistente en desarticular a la ATN y al FLMM.

Don Crutchfield: Investigador privado de la empresa Duber y Asociados, es un mirón profesional. En su tiempo libre busca a su madre desaparecida. Su labor es encontrar a la misteriosa comunista Joan Rosen Klein y saber lo que ocurrió con unas esmeraldas robadas.

Con esta impresionante trilogía, Ellroy se ha quitado el calificativo de autor de novela negra, porque no es sólo eso. Él mismo se define como un escritor, con mayúsculas y a buena fe que lo es. Con la trilogía americana, Ellroy ha pasado a ser uno de los grandes escritores contemporáneos de la literatura norteamericana.

miércoles, 1 de diciembre de 2010

F.C. Barcelona 5- Real Madrid 0

La pareja perfecta

BARÇA IMPERIAL

El Barcelona hizo un partido perfecto con una precisión increíble en el juego de toque y una circulación de balón a la velocidad del rayo. El Madrid no presionó en ningún momento, sin fuerzas, timorato, superado por un gran Barça. Los azulgrana se colocan líderes adelantando a los blancos. Un partido para la historia, sencillamente, espectacular.

Lo acontecido anoche en el Camp Nou fue un partido glorioso para todo el barcelonismo y nefasto para el madridismo. Ni los más optimistas de unos ni los más pesimistas de los otros, hubieran imaginado que el partido podría deparar una diferencia brutal tanto en juego como en resultado. El que se presumía como uno de los partidos más igualados de los últimos años, sólo tuvo un color: el blaugrana. Un partido que ya forma parte de la historia de los Clásicos.

El partido tiene una sola lectura: La aplastante superioridad del Barcelona frente a un más que pobre y desarbolado Real Madrid. La avalancha de ese juego de toque del Barça, ejercido con precisión de cirujano a la hora de realizar el pase perfecto, con una circulación del esférico a una velocidad estratosférica, fue de principio a fin. Dirigidos por la batuta de Xavi e Iniesta, los veinte primeros minutos fueron lo más grande del partido. Toque rápido, desmarques constantes, paredes y un Real Madrid a verlas venir. Mourinho planteó mal el partido, colocó su línea más adelantada en el centro del campo, sin presionar la salida de balón del Barça, una de las pocas claves para ganar a este majestuoso equipo. Ésa y la acumulación de hombres en el centro del campo. Ni lo uno, ni lo otro, y así, es imposible que un equipo como este no te golee. Avisó Messi a los cinco minutos con una parábola preciosa que estrelló en el poste. Era el preludio. Cinco después Iniesta hizo un pase al hueco del área, Marcelo se enredó y muy listo, Xavi, girando sobre sí mismo batió a Casillas con un toque sutil. El segundo vino en menos de diez minutos. Xavi cambia el juego a la banda izquierda, Villa desbordó a Ramos en la línea de fondo, tiró, cantó Casillas y Pedro solo tuvo que empujar. 2-0 en 18 minutos, y ahí se acabó la historia.

Hasta el descanso, casi sin noticias del Madrid en ataque. Sólo un disparo de Di María. Valdés vivió su noche más plácida. El partido se encanalló, fruto de un lance protagonizado por Cristiano Ronaldo y Guardiola. Decir que el técnico azulgrana no debió retirarle el balón, fallo. Pero la reacción del portugués con ese empujón no tiene justificación alguna. Tildar a Pep como el malo de la película y como el provocador, es una falacia. Iturralde obró bien, con amarilla para el portugués y para Valdés por salir de su portería a meter cizaña. Carvalho dio un hombrazo a Messi. No pareció agresión, pero por menos se expulsó a Villa en San Mamés. Poco después, Cristiano cayó en el área barcelonista. Valdés llega antes que el portugués, al que después, por la inercia del movimiento, le derriba. Sinceramente, creo que no es penalty porque el guardameta iba a por el balón de manera evidente y llega antes que el luso.


El gravísimo empujón


BAILE TOTAL Y ABSOLUTO

La segunda parte fue más de lo mismo. Mourinho ya asustado por lo que se le veía encima, optó por meter a Lass en lugar de Özil. Quizá debió hacerlo desde el principio, pero a toro pasado es muy fácil comentarlo. El Madrid, timorato, contemplativo y el Barça a lo suyo. Volvió a salir en tromba, con ese juego maravilloso y no tardó en sentenciar de manera definitiva. Messi se convirtió en el perfecto asistente, moviéndose por todas las zonas del campo. Ayudó a conseguir superioridad numérica en centro del campo para tener más el balón. Incluso pudo dar más asistencias de las que dio en alguna jugada de ataque muy clara. Un pase perfecto a Villa que, en fuera de juego por un palmo, batió por bajo a Casillas. Dese luego si lo anulan, no hubiera pasado nada, pero ha sido válido porque, ante la duda, se deja seguir. El cuarto vino tres minutos después, con un pase aún más magistral si cabe de Messi, al hueco, de escuadra y cartabón, donde Villa volvió a ganar en velocidad a la defensa y marcó de caño. Espectáculo total.

A partir de ese momento, el partido fue un baile del Barça en el más sentido estricto de la palabra. Moviendo, tocando, con taconcitos, gustándose completamente. Bajando el pistón para no hacer más sangre de la que pudieron haber hecho, con escasas situaciones de peligro. Fue a partir de ese momento, una serie de rondos infinitos con la grada enaltecida con los olés y gritos contra Mourinho. El Madrid corría detrás del balón, impotente, no llegaba. En ningún momento del partido pudo hacer algo este pobrísimo Real Madrid, que fue maniatado por un gran Barça y que no mostró su nivel real. Las posesiones eran eternas, los pases incontables. Un Barcelona, sencillamente majestuoso. La gran ovación se la llevó Xavi Hernández, futuro Balón de Oro y si los sabios futbolísticos no pierden el norte, porque estamos ante un jugador brillante.

El quinto y definitivo gol llegó en el descuento, Bojan centró al corazón del área y rápidamente apareció Jeffren, que elevó el esférico para poner la manita. El equipo lo celebró en el banquillo como una piña, y la imagen de Piqué alzando su mano para deleite de todo el Camp Nou, quedará para la posteridad. Aún hubo tiempo para más, y Sergio Ramos dio una soberbia patada a Messi y fue expulsado. El sevillano perdió los papeles por completo, primero atizando en la cara a Puyol para tirarle al suelo y después empujando a Xavi. Que Iturralde no haya mencionado esto en el acta y que sólo le caiga un partido con ello, demuestra su mal arbitraje pese a que estuvo correcto en las decisiones importantes.


El túnel de Villa


El Barcelona adelantó al Madrid en la clasificación. Cierto es que queda mucha Liga, que este partido en absoluto es definitivo. El resultado dará mucha confianza a los culés y estará por ver cómo afecta psicológicamente a los merengues. Para la Liga no es un resultado fundamental a día de hoy, pero para la historia del fútbol sí. Porque quedará en los anales este partido de un Barça imperial, infinito. Uno de los mejores partidos que yo haya visto en mi vida.


LAS CLAVES:


El Barcelona dominó de principio a fin. Xavi, Iniesta, Messi y Busquets se adueñaron del centro del campo, circularon la pelota a una velocidad vertiginosa desarbolando por completo a su rival. El juego de toque se impuso a la potencia.

El Madrid no existió. Ni presionó, ni defendió, ni atacó, muy gris. El partido fue desastroso en todos los sentidos, lo único positivo es que ni siquiera se ha terminado la primera vuelta

El árbitro: Mal Iturralde, no por las decisiones importantes (aunque algunas discutibles) sino por conceptos. No es lógico que apenas pitara faltas flagrantes tanto de un bando como de otro, que aplicara la ley de la ventaja sin sentido alguno,y que dejara seguir después de faltas de libro cuando el balón lo recuperaba el equipo infractor.