miércoles, 22 de julio de 2009

Los jóvenes y los viejos: el síndrome de la superioridad

Últimamente estoy conociendo la opinión que tienen los viejos sobre nosotros, los jóvenes. Algunos de ellos piensan que es cierto ese dicho popular que dice: juventud, divino tesoro y que nos tienen aprecio por nuestra capacidad física, por nuestro entusiasmo, nuestra energía e, incluso, por nuestra ingenuidad.

Como decía, esos son muy pocos. La gran mayoría no piensa así ni de lejos. Todo lo contrario. Nos desprecian, nos insultan, se meten con nosotros, van por el mundo dando lecciones de comportamiento (que ni ellos mismos saben comportarse) y, tienen una cosa que se llama prepotencia. O más bien, como yo lo llamo: el síndrome de creerse superior.
Estos síntomas empiezan a dar signos de vida a partir de los 40 años, que van progresando de manera ascendente hasta los 60 y no digamos ya en edades superiores. Ellos de jóvenes eran la hostia. Más listos, más educados, con mayor cultura, eran unos juerguistas impresionantes que bebían como cosacos, follaban un montón, más trabajadores y, sobre todo, que nunca se cansaban. Vamos, eran superhombres (en las mujeres no se prodiga tanto este síndrome, aunque sí que hay cierto desprecio, por lo tanto me centraré más en los varones) que podían con todo y con todos, no como ahora, porque según sus propias palabras: ya no quedan hombres como los de antes. En la actualidad, los jóvenes somos unos capullos, unos mierdecillas que no aguantamos nada, unos piltrafas que no tenemos ni idea de nada por el simple hecho de que somos jóvenes. Me gustaría ver por una mirilla a todos esos bocazas cuando tenían 25 años, seguro que no eran ni la cuarta parte de lo que dicen haber sido.

Todos esos adjetivos en los que se creen alguien mejor que los demás, se pueden rebatir perfectamente. Si son tan inteligentes y tienen tanta cultura, podrían demostrártelo hablando de cualquier aspecto de las bellas artes. Pero no, de lo único que saben hablar es de política o de fútbol. De fútbol es posible que sepan más en cuanto a historia y jugadores, pero incluso en ese aspecto, se las dan de listos porque han visto más. El fútbol, como todo, ha evolucionado y un chaval joven puede conocer perfectamente lo que pasa en un vestuario, las estrategias de los presidentes, esquemas de juego, o la calidad de fulano o mengano. Pero hasta en esos aspectos del fútbol actual se creen mejores. Todo porque unos son de un equipo y otros de otro. Si todos fueran del mismo, jóvenes y viejos opinarían igual. Tres cuartos de lo mismo ocurre con la política actual. Si tú eres de izquierdas o de derechas y ellos del bando contrario, te descalificarán de manera atroz sin si quiera escuchar tus argumentos. En cuanto a los tiempos pretéritos de la polítca, te descalifican aún más. Los todavía muy franquistas, dicen que se vivía muy bien argumentando entre otras cosas que, sin el tío Paco no se hubieran hecho los pantanos. Tu respondes sabiamante que cualquier dictadura del bando que sea es terrible y que en la actualidad se vive mejor (no de puta madre, pero se ha mejorado considerablemente) pero ellos te espetan una frase que te deja paralizado: y tú qué sabrás, si no lo has vivido. Así, como con desprecio. Y tú flipando, claro. Ya ni respondes, porque te quedas bloqueado y no quieres tener una trifulca. Reflexionas tiempo después y podrías haber contestado: algunos vivieron el franquismo, otros lo padecieron. Este hecho, aunque verídico, es aislado y no se corresponde con la generalización que estoy realizando. Pero es un ejemplo sobre cómo se las gastan algunos.

Como iba diciendo, de las artes no te habla ni uno. La mayoría es porque no tiene ni idea. De cine es evidente que saben, porque han crecido con el cine clásico de Hollywood, los más avispados se han visto las pelis de Kurosawa y algún que otro te habla del cine europeo y del buen cine español (escondido, pero algo hay) Su conocimiento musical es completamente ínfimo, ya que sólo hablan del producto patrio. De la nefasta música española, más concretamente, del pop baboso que se hizo popular a partir de los 60. No hay atisbo de la psicodelia, del rock, del jazz, del blues o del metal. Ni del flamenco (hablo de flamenco no del gitaneo). Y, para rematar la jugada, está la literatura. Esto es lo mejor de todo. Van dando lecciones de la vida, de cultura, de que antes se aprendía más y bla bla bla y te lo dice, agárrense, te lo dice un tío que no se ha leído un libro en su puta vida. Bien es cierto que en este país leen cuatro gatos (no me incluyo, porque leo una media de un libro al mes, lo que me parece escaso, pero ese es otro cantar) pero que no te vengan contando milongas de que tienen mayor cultura cuando muchos no saben ni quién fue Unamuno.
La educación, es un tema realmente complicado de tratar. Ellos argumentan que no tenemos educación alguna ni respeto porque tuteamos a todo el mundo y no les tratamos de usted. Eso no es una falta de eduación ni de respeto. Es una forma de tener una visión diferente. Nosotros nos hemos criado con la cultura del tú y ellos con la de usted. En el colegio, en casa con nuestros padres, con nuestros abuelos, amigos y el resto de la familia, siempre hemos utilizado el tú. Si bien es cierto que cuando no se conoce a alguien se le debe empezar tratando de usted, que un joven no lo haga no es por falta de educación, sino por falta de costumbre. Sabe que, en un princpio, debe hablarle de usted, pero empieza con el tú por instinto. Es un acto reflejo, algo inevitable. Sin embargo, las generaciones anteriores se han criado con el usted. Todos son de usted: sus profesores, compañeros, amigos y hasta sus padres. A mí, sinceramente, me parece completamente absurdo tratar a tu padre de usted como si fuera alguien al que hay que rendir pleitesia. El usted, dice el diccionario, que es una forma trato de respeto o distanciamiento. Yo lo veo una pura formalidad, porque por mucho que vayas por el mundo tratando de usted a los demás, el que va insultando y siendo un prepotente por la vida, lo seguirá siendo te trate de tú o de usted. El usted no es sinónimo de educación, es algo meramente formal, por tanto, el tuteo no es tampoco una falta grave de eduación. No hay nadie que se sienta ofendido porque le trates de tú y, si le molesta, es que se cree superior. Para entender esto, pongamos un ejemplo. Hay quién insiste en que debo tratar a los viejos de usted porque dicen que es respetuoso, pero... ¿cómo demonios voy a tratar de usted a gente que me gorronea cigarros todos los días y pretende que vaya de putas con ellos? ¡Vamos hombre!

Y, finalmente, tenemos el tema de la fiesta. En un tema tan variado como éste, pueden encontrarse varios elementos diferentes que los engloba todos. El alcohol, el fumeteo, las mujeres (recuerden que hablo de hombres) y el trabajar al día siguiente, muchas veces con la jodida resaca.
Tenemos dos perspectivas diferentes que sostienen los viejos respecto a la fiesta. En primer lugar, están los que se dan los mayores aires de chulería que haya visto en mi vida. Estos tipos dicen que no aguantamos una mierda. Que salimos un poquito de fiesta, bebemos un par de cubatas y un par de birras y ya estamos borrachos y dando tumbos. Y que luego, al día siguiente, no rendimos en el trabajo, estamos hechos un trapo y sólo pensamos en terminar y currar lo menos posible. Puede que lo último sea cierto, pero, ni nos emborrachamos con tan poco, ni todos los fines de semana y ni mucho menos estamos tan tirados. Sí, nos levantamos cansados y con pocas ganas (como todo el mundo) pero al rato ya se nos ha pasado y nos lo tomamos tan en serio como cualquier otro día. No somos ni unos piltrafas que no aguantamos nada, ni unos putos vagos que no nos tomamos en serio nuestro trabajo. Esa es su crírtica hacia nosotros. Pero ahora viene lo mejor. Atentos. Ellos, con ese aire de superioridad, como sin darle importancia, te sueltan una frase que te deja en el sitio, una de esas fantasmadas que ni el mismísimo John McClaine (qué grande es, por cierto) diría: "Yo curraba 16 horas diarias, después me iba de fiesta y me tomaba ocho cubatas y, si se terciaba, me follaba a una o a dos. Y al día siguiente iba a trabajar y estaba tan campante". Y justo después de eso, buscan a otro de su edad para que te confirme el hecho, diciéndote que es verdad y preguntándote si no te lo crees. Sí, claro, y tú eres Superman. Eres el puto Sargento Highway que come alambre de espinos, mea napalm y atraviesa el culo de una pulga a 200 metros de distancia. ¿Y cuándo duermes? ¿Una horita al día, quizá? ¿Y no tienes una cosa que tiene todo el mundo que se llama sueño? De lo que no se dan cuenta es que son unos putos alcohólicos que soplan todos los días. Semejantes frases no significan en absoluto, dureza, virilidad, o ser un hombre. Eso lo dejamos para las pelis. Porque molan los tipos duros de la ficción, me encantan. Pero son eso, ficción. Los de la realidad me parecen unos paletos ignorantes impresionantes.

En el otro lado, están los que simplemente nos critican, sin alardear de sus gestas. Estos también tienen su miga. Esos nos consideran unos tipos que no nos sabemos divertir, que salimos única y exclusivamente para ponernos hasta el culo de alcohol y drogas, que damos pena, que no hacemos más que botellón. Esto es una verdad a medias. Por desgracia, sí, hay jóvenes que el fin de semana hacen todo eso. Son tipos sin cerebro, que se autodestruyen porque les da la real gana, se ríen y se creen también mejores por beber un montón. Pero no todos los jóvenes somos así. La gran mayoría, bebemos alcohol los fines de semana, por el simple hecho de que nos gusta. Porque está bueno. Meterse cinco chupitos de una bebida que no nos gusta sólo para estar pedos, es una chorrada como un templo. Nuestro sentido de la fiesta es, sencillamente, evadirse de toda una semana trabajando o estudiando, reunirse con los buenos amigos, escuchar buena música y cantar cuatro canciones juntos, reírnos y acompañándolo con un buen copazo y un cigarrito. Y si se liga con alguna chica, pues de puta madre, si no, pues no pasa nada. No sólo se sale de fiesta para ligar. Es para eso, para evadirte de la realidad, dejar los problemas a un lado y sencillamente pasarlo bien. Pero a donde quiero llegar, es que esa crítica que nos hacen, te la espeta un tipo que se está metiendo entre pecho y espalda su segundo o tercer Ribera a las 12 de la mañana.No se da cuenta de que beber a esas horas es propio de borrachos, de tipos que dependen del alcohol. Es mucho peor empezar a beber a esas horas, luego el martini antes de comer, los chuipitos de después, siesta y, por la tarde, más vinitos, más cervecita y algún cubata. Se pasan medio pedos todo el santo día, pero es peor nosotros, que nos cogemos una gran borrachera (si nos la cogemos) los fines de semana. Me da la sensación de que es mucho peor tener la dependencia de beber todos los días del año. Además, los viejos están deseando que llegue una ocasión especial, algo para celebrar y ponerse hasta el culo. ¡¡No les gusta poco ni nada!!

Centrándonos un poquito más en el aspecto del trabajo, también nos ponen a caldo por eso. Aquí no hay chulería, pero sí desprecio. Te dicen que trabajar seis horas al día es muy poco y que, encima, en ese tiempo no hacemos nada. Esto les jode porque muchos de ellos han sido mineros, obreros, trabajos físicos muy duros de 12 horitas diarias tranquilamente. Y claro, eso sí que es trabajar. Evidentemente, son trabajos mucho más duros que los de camarero, dependiente, o repartidor de publicidad, pero decir que los jóvenes no os podéis cansar en esos trabajos, por el simple hecho de que somos jóvenes y de acero es una estúpidez absoluta, porque cualquier ser humano después de su jornada laboral, está cansado. Los hay incluso que dicen que, como no hemos hecho la mili, somos unos mariquitas que no aguantamos nada. "En la mili nos hacíamos hombres" Qué chorrada. Estar encerrado en un cuartel con un montón de tipos de 21 años a los que les rebosa las hormonas, no te hace precisamente un hombre. O sales maricón o putero. Pero siguen con más: "Si no espabilábamos y hacíamos las cosas rápido, llegaba el sargento y nos pegaba una hostia" Esta frase, se responde de manera muy sencilla con otra: "¿Y quién cojones es el sargento para darme a mí una hostia?" Eso ni endurece ni te hace ser más hombre, es peor, es una carga constante, piensas en el hijoputa que te puteó durante el servicio militar y sólo aumentan tus ganas de venganza.

Estos son sólo varios ejemplos del asco que nos tienen los viejos. Simplemente por envidia, porque desearían con todas sus fuerzas tener nuestra edad. Pero no todos son así, ni mucho menos. Los hay comprensivos, los que te cuentan una historia por puro divertimento sin fardar, que comparten cosas contigo. Que te enseñan un buen disco, que te recomiendan una peli que ni siquiera sabías que existía, te hablan de un escritor o te dan buenos consejos sobre la vida, de ellos hay que aprender. De las personas sabias que te tratan con respeto, de igual a igual. Son tipos admirables con los que disfrutas y, además, aprendes. No vas a aprender en la vida nada con tipos que te desprecian. Lo único que aprendes es una nueva manera de odiar.

En conclusión, estos hechos no vienen de ahora. Las generaciones anteriores han criticado duramente a los que eran jóvenes y nos ponen a caldo a nosotros. Y la anterior generación. Es algo natural en el comportamiento humano, siempre se ha criticado a la juventud. Yo tampoco me libraré de esto y, probablemente, dentro de 20 años cuando vuelva a leer este artículo pensaré: ¿Qué demonios dice este niñato de mierda que no tiene ni puta idea de nada?

jueves, 16 de julio de 2009

Presentación

Saludos, señores:
Soy Full Norbert, el creador de este blogufo. Aquí hablaremos de todos los temas que sean realmente interesantes, desde el cine, la música y la literatura, hasta política y sociedad, pasando por los deportes. Cualquier cosa puede ser reseñable, no se discriminará a nadie a la hora de realizar sus comentarios si éste no insulta primero, por supuesto.
Lo único que puedo decir es que yo no me ando con bobadas y escribo objetivamente, la subjetividad es lo mío y, si hay que idolatrar algo se idolatra y si hay que defenestrarlo y hacer con ello mala sangre, se hace.
Nada más, sólo espero que os guste a los pocos que me leaís (ojalá sean muchos más) y además, podamos tener algún debate que sirva para que aprendamos un poquito más.