miércoles, 3 de noviembre de 2010

Otra basura de Seminci

Si era feo el cartel del año pasado, el de este no tiene nombre


Acaba de concluir la LV edición de uno de los festivales más famosos del cine español, la Seminci vallisoletana. Y, como no podía ser de otra manera, ha vuelto a ser desastrosa, eso sí, mejorando en el tema de las entradas- no como en 2008- pero con una serie de proyecciones que, a la gran mayoría, le importan un pepino. El nombre del festival se ha de cambiar, casi que era mejor aquello de la Semana del cine Religioso. Ahora se llama Semana Internacional de Cine. Yo le pondría otro acrónimo, mucho más acorde con la realidad del festival: SEGASVA: Semana Gafapasta de Valladolid.

De todos es sabido que el gafapastimo es imperante en este festival. Películas traídas de todo el mundo, de países donde se hace un cine que poco o nada interesan al público, pelis densas, "sesudas" según algunos cuando en realidad no cuentan nada. No en vano, el mayor trofeo, la Espiga de Oro, ha sido otorgada a bodrios infumables tales como: Hierro 3, El Manantial de la Doncella o la aquí criticada Requiem por un Sueño. Dejando a parte la Sección Oficial, que ya sabemos de qué va y es una mierda, y en donde bien te compras el abono, o madrugas lo suyo para intentar ver una peli, el tema en cuestión es el de los ciclos.

Sigo sin entender por qué hay dos secciones de premios paralelas, como son las de Punto de Encuentro y Tiempo de Historia. La primera de ellas, es para dar cabidas a nuevos realizadores, a los cuales, se les puede meter perfectamente en la Sección Oficial de cortometrajes. La otra, son simplemente documentales. Pues venga, a meter tropecientos documentales y que participen en un concurso. La pregunta es sencilla: ¿por qué no pueden ir largometrajes y documentales en un mismo saco? Bowling for Columbine estuvo en Cannes luchando por la Palma de Oro. Pues todos los años la misma vara con los mismo ciclos, para dar más premios, gastar más pasta y traer a más gente, a costa de no ofrecer una mayor variedad de películas.

Pero, lo que ya es de traca, es que todos los malditos años se celebre el Ciclo Spanish Cinema. Y no lo digo por algún mal pensado que crea porque detesto el cine español- ese es otro debate, cierto es que apenas le tengo simpatía alguna- sencillamente porque el ciclo consiste en proyectar películas estrenadas el año pasado, y que ha podido ver todo el mundo durante meses. No tiene ningún sentido. Si quieres promocionar el cine español, hazlo retomando clásicos, como el ciclo de Carlos Saura del año pasado (al que a punto estuve de asistir para ver alguna de sus películas) o sobre cualquier otro director, actor o guionista.


El precioso teatro donde se representan las gafapastadas


El cupo se va reduciendo hasta, en este año, quedar sólo libres tres ciclos. De los cuales uno, llamado "Sesiones Especiales", sólo cuenta con tres películas. Otro de ellos es con el país invitado, Brasil que, aunque se haya hecho en más ediciones de momento no es una costumbre fija la de hacer un ciclo de un sólo país. Lo curioso de este ciclo, que trató sobre las películas brasileñas de la última década, no se dignaron a proyectar su obra más famosa, Ciudad de Dios, con la cual darían un gran deleite al público. Esperemos que no se de como algo fijo, sino, el asunto se reduce aún más, teniendo en cuenta que, lógicamente, el último de los ciclos es del galardonado al que se le hace entrega la Espiga de Honor, en este caso el recientemente fallecido Claude Chabrol. Cierto que podría haber acudido a ver alguno de sus films, pero es que se te quitan las ganas.

El propósito de este artículo, no es otro que el de reivindicar que se pueden hacer ciclos infinitamente mejores, que no es necesario todos los años el mismo gafapastismo de siempre y dar las Espigas de Oro y Honor a los mismos de siempre, en resumidas cuentas: la misma mierda de siempre. Hace falta mucho más cine clásico para enganchar a los cinéfilos jóvenes. Además, en tiempos de crisis, donde la mayor parte de la recaudación del festival va a parar a manos de la organización, qué mejor manera de asegurarte el lleno en las salas que con grandes clásicos. Como se hiciera en 2007 con el maravilloso Ciclo de Cine de Juicios, donde apunto estuve de ver casi todas, se pueden hacer ciclos de subgéneros o de temas concretos. Te marcas un ciclo de westerns crepusculares, pones unas de Clint o Peckinpah, o El Hombre que Mató a Liberty Valance y lo petas. De linchamientos, leéis bien, películas que tratan el asunto de los linchamientos. Pones las maravillosas Incidente en Ox-Bow, La Jauría Humana y Furia, buceas por la filmografía mundial donde seguro que hay un montón de títulos sobre el tema, y te sale un ciclo bueno y original. Uno de la guerra de Vietnam, con Platoon, Apocalypse Now o La Chaqueta Metálica y el disfrute en pantalla grande sería impresionante. O de otras infinitas guerras. Cine de espías, dramas carcelarios, vampiros, deportes, periodismo de investigación, peplums, antiguas civilizaciones, serie B y Z, exploitation, cine dentro del cine, la pena de muerte, el sueño americano... ¡anda que no hay cantidad de temas que ha tratado el cine!

Es evidente que, la Seminci, es un festival dirigido al público selecto que sólo ve pelis iraníes y que las ve para hacerse el guay y el entendido. No es menos cierto que, a la hora de hacer ciclos, están carentes de imaginación. Falta frescura y originalidad. Siempre la misma murga con pelis que, probablemente, ni se proyecten en las salas comerciales, y ni siquiera salgan en dvd. A lo mejor ni te las puedes bajar. Su director, Javier Angulo, habla de variedad. No intentes mentir, no cuela, el festival es la basura de todos los años. Se preguntaba la periodista Liliana Fernández si el la Seminci era para snobs. La respuesta es un rotundo sí, es más, la respuesta se debería hacer con otra pregunta: ¿acaso lo dudas?

8 comentarios:

Álvaro dijo...

Siempre he querido ir a un festival de cine, pero por lo visto, todos se están convirtiendo en reunión nacional e internacional de gafapastas...Qué insoportables que son.

Pero concreto, el tipo de festival que me gustaría es el de cine Fantástico/Terror. El cine indie me la suda tela. ME ABURRE.

Un abrazo.

Álvaro Rojas

Full Norbert dijo...

Pues sí, tienes razón. Además, aunque yo no sea precisamente un gran fan del cine de terror, ir a Sitges o a la semana fantástica de Donosti, tiene que estar bastante bien.

Por cierto, se me olvidó poner en el artículo lo que dice Boyero, que los festivales cada vez son más asquerosos y echan mucha bazofia...

Anónimo dijo...

Anda que se quedó agusto el Boyero jajajaja

Álvaro dijo...

Coño, he escrito con la cuenta Wordpress..xD

Full Norbert dijo...

Tranqui, que el Boyero tiene mil como esa o peores. No se corta un pelo.

Álvaro dijo...

jajajajajajajajaja

Mike dijo...

Buenas:

Menudo catastrophic fail. Mucho fardar de super-festival pero cada vez vale menos.

¿Irá en consonancia con la industria? ¿O somos así de incompetentes?

Full Norbert dijo...

Ambas mestas, que diría aquél...

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