miércoles, 23 de septiembre de 2009

Eurobasket de Polonia 09 (II)

Marc Gasol con la prensa


EL CAMINO DE ESPAÑA HACIA EL ORO: SEGUNDA FASE

Tres días después del último partido, daba comienzo la segunda fase. Los rivales a batir eran más complicados en un principio. Turquía había arrasado en su grupo ganando todos los partidos; Polonia sólo había perdido ante ellos y eran los anfitriones y Lituania no es que hubiera hecho un gran torneo, pero en la memoria de los jugadores de la selección estaba presente la derrota que habían sufrido ante los lituanos por más de veinte puntos en la preparación. Así que con un montón de críticas y dudas, España llegó a esta segunda fase contra unos rivales complicados y se esperaba que fuese muy dura.

TURQUÍA 63- ESPAÑA 60

Y empezamos de la peor manera posible. Todas las alarmas se encendieron tras este debut en la segunda fase. Porque el partido frente a los turcos fue malo, muy malo. Casi peor que el horroroso partido ante Serbia.
El partido fue muy igualado desde el principio. Ninguno de los dos equipos consiguió ventajas de diez puntos o más. Todo eran buenas defensas e imprecisiones en ataque. De ahí viene lo corto del resultado. Los problemas de los jugadores españoles eran evidentes. Garbajosa volvía y no cuajó un buen partido. Seguía sin haber noticias de Ricky y Navarro. El único de los suplentes que apareció algo fue Marc Gasol, pero tampoco se salió. Su hermano Pau hizo 16 puntos, sí, pero no estuvo bien. El único líder en este partido fue Rudy Fernández con sus triples. Por el otro bando, Ilyasova lideró a Turquía con el apoyo de Tunçeri. Y eso que Turkoglu no apareció. Podría haber sido peor.


La desolación de Llull y la alegria turca


La clave del partido fue final agónico, que es lo que todos señalan. Pero antes de entrar de lleno en la valoración de la ya famosa jugada final, habría que resaltar algo igual de importante: la precipitación en ataque. El partido se ha movido por diferencias de menos de cinco puntos. Así que, cada balón, era para ponerse por delante, acortar a menos de una canasta o aumentar un poco de ventaja. No tendría por qué haber prisas. Sobre todo, cuando vas ganando. Las posesiones de balón de España duraban un suspiro. Apenas unos segundos y lanzamiento. Y la mayoría de las veces no entra, porque se tira en posiciones forzadas. Con lo sencillo que es, cuando ganas de un punto o dos, estás en el último cuarto y quedan pocos minutos, marear la perdiz y buscar la mejor opción de tiro agotando casi la posesión. Porque eso España sabe hacerlo y lo ha demostrado. Pues no. Imprecisiones y precipitación en ataque. Por eso España ha perdido.
Y llegamos a la famosa jugada de Llull. Un novato, un escolta de 1,90 se la va a jugar a falta de 12 segundos con 61-60 a favor de los turcos. El madridista recibe la pelota, entra a canasta como un toro y le detienen en el salto tres jugadores turcos que miden más de dos metros. Fallo clamoroso, o más bien falta clamorosa. Pero jamás un árbitro ha pitado una falta a pocos segundos del final en un partido tan igualado. Las críticas que recibió Scariolo fueron más que numerosas. Nadie entendió su decisión, nadie comprende cómo en una jugada tan importante se le dan los galones a Llull (que el hombre no tiene la culpa al fin y al cabo) un novato en la selección, teniendo en pista a cuatro veteranos como Gasol, Rudy, Garbajosa y Reyes. Que están curtidos en mil batallas. Que puedes hundir al chaval. Pero al margen de todo eso, la jugada es consecuencia de todo el juego de España: pre-ci-pi-ta-ción. Pierdes por un mísero punto, sacas de fondo y quedan 12 segundos. Ese tiempo es la mitad de una posesión y se puede elaborar una jugada. Si nos ponemos en el caso de que Llull meta canasta, a los turcos les quedarían por lo menos ocho segundos. Suficiente para hacer una contra, encestar y ganar el partido. ¿No hubiera sido más sencillo tirar a tres segundos del final para no dar apenas opción a Turquía? Pues no, porque todo fue una precipitación impresionante.
Y luego vinieron las declaraciones incendiarias de Marc Gasol. Criticó al grupo, al mal juego y sobre todo a Scariolo. Con él no vamos a ninguna parte. Después rectificó y hubo una rueda de prensa conjunta en la que comparecieron el capitán Navarro, el presidente de la Federación José Luis Sáez y el entrenador, Scariolo. Todo para dar un mensaje de tranquilidad.

ESPAÑA 84- LITUANIA 70


¡Eso es una defensa, Epi!

Con los ánimos más que caldeados, España se la jugaba ante Lituania. La prensa vertió un montón de críticas sobre la selección. Pedían la cabeza de Scariolo, que había mal rollo en el vestuario, que si la generación de oro del baloncesto español estaba agotada... Todo eso no eran más que calumnias, como luego se demostró. Pero las cosas no iban bien, el juego de España era malo y eso era algo evidente y nadie lo podía ocultar. Lo bueno es que España dependía de sí misma.
El partido ante la selección lituana empezó fatal. Una muy mala defensa española, la misma precipitación en ataque y un arbitraje escandaloso en contra, propiciaron una ventaja lituana al final del primer cuarto importante (15-24). Lo cierto es que quedaba mucho partido por delante, pero visto lo visto, los más pesimistas pensaron que esto iba a ser un paseíto lituano y que nos íbamos para casa. Pero llegó la reacción española. La España que todos conocemos, la de los jugones. El segundo cuarto fue de antología. Un parcial histórico de 23-0 fue la clave. España remonta el partido de manera sensacional y se colocó con 14 puntos a favor. 39-24. Increíble. Nadie lo esperaba, pero por fin España apareció. Las sensaciones eran muy buenas y así lo debía corroborar durante el resto del partido. Lituania recortó, llegándose a colocar a tan sólo 5 puntos tras el descanso (42-37). Pero fue un espejismo. España puso la máquina a funcionar y fue un rodillo. Marc Gasol aportó puntos; Ricky dirigió al equipo como se le suponía con 9 asistencias; Rudy, Navarro y Garbajosa aportaron más de 10 puntos y Gasol volvió a ser la estrella con 19. Con todos dando lo mejor de sí, se gana a cualquiera. El tercer cuarto fue más de lo mismo, España jugando a gran nivel y machacando a Lituania. Sólo la relajación en los últimos minutos del partido, propició que los lituanos limaran la máxima diferencia a favor de España (+24) y se quedara en 14. Era un poco preocupante que siempre España falle en el último cuarto, pero ésta vez era comprensible. Buena victoria y España recuperó el feeling.

POLONIA 68- ESPAÑA 90

La bomba se hinchó a triples ¡jugón!


Con las buenas sensaciones del anterior encuentro y el juego en fase ascendente, España se la jugaba ante el anfitrión, Polonia. Se preveía un partido muy físico, porque ésa era la principal baza de los polacos. Y un arbitraje muy permisivo con ellos y muy duro en contra de los chicos de Scariolo, porque en todos los grandes torneos los árbitros tienden a ser muy casero. Yo diría que excesivamente. Si ganaba España pasaba y si lo hacía Polonia, los anfitriones estarían en cuartos. Un partido a cara o cruz. No parecía un partido de segunda fase, era como si fueran unos octavos de final.
Nada de lo que se preveía ocurrió. Porque España no lo permitió. Gasol salió como un tiro y anotando todo, puso al equipo 0-7. Ya desde el principio, España mandaba en el partido. Poco a poco se fue distanciando, la defensa era muy buena y no permitía a los polacos encestar. En ataque seguíamos con la misma línea que contra los lituanos. Tras un buen primer cuarto venciendo por 9, en el segundo apareció de manera estelar Navarro. La bomba, el gran capitán, el Navarro superlativo del Barça. Dos triples en el primer cuarto. Y se hinchó. Incluso se fue al banquillo y todos pensábamos que estaba lesionado. Sólo le molestaba la plantilla. 23 puntos y lo que es más importante: 7/9 en triples. Un balance escandaloso. Hasta Mumbrú se sumó a la fiesta anotando un par de ellos. El juego exterior de España funcionaba a las mil maravillas.
Con 17 arriba se llegó al descanso. España no bajó los brazos, siguió con la misma intensidad en defensa y en ataque Pau y Navarro siguieron a lo suyo. Se llegó al último cuarto con +25. El último fue puro trámite, España se relajó en defensa, pero el marcador apenas se movió, porque en ataque estábamos en racha. 22 puntos de diferencia.
La segunda fase se había completado con dos buenos partidos. Ya no había lesiones, el equipo estaba en forma y volvía a jugar como siempre. Dos fases que se pasaron como si fuera la selección italiana de fútbol, mal juego, dudas y al tran-tran. Pero cuando tienen que dar el zarpazo lo dan, cuando tienen que ponerse a jugar bien lo hacen. Es la diferencia entre los campeones y los buenos equipos. Cuartos de grupo y al día siguiente esperaba la Francia invicta de Tony Parker.

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