martes, 3 de noviembre de 2009

Mis Andanzas por la Seminci (III)


La tarde de Halloween fue mi última visita a esta LIV edición de la Seminci. Y lo cierto es que de nuevo acudí al mismo lugar, el Vicente Escudero, porque el ciclo sobre las películas que influyeron en la Nouvelle Vague era el mejor de todos. Sí es cierto que tengo una deuda con esta corriente (sólo he visto dos películas) pero este año no ha podido ser y me he quedado con las ganas de ver alguna más. Tendrá que esperar también la Sección Oficial que, tras una doble intentona, fue imposible conseguir ver algo.

Allí fui y vi un film de cine negro de bajo presupuesto llamado El Beso Mortal, probablemente la mejor de las tres películas que he tenido la oportunidad de ver. Al final de la crítica de esta película, haré una valoración general de lo que ha resultado mi experiencia de este 2009 en la Seminci.

ALDRICH Y EL CINE NEGRO

El Beso Mortal es una incursión de Robert Aldrich en el cine negro, eso sí, de bajo presupuesto.

Aldrich consigue crear una gran atmósfera. Una película muy oscura, tétrica. Los planos que muestra son muy poco convencionales, desde picados y contrapicados, mostrando piernas, manos, sin abusar en ningún momento de los ya manidos primeros planos de rostros. Eso le da un aspecto diferente al film, apoyado en una soberbia fotografía ideal para mantener el suspense y la intriga. Lo cierto es que es su mayor acierto y todo el interés de la trama se centra en ver quién o quiénes son los asesinos. Incluso tiene momentos cómicos, especialmente destacados en la figura del mecánico, un hombre que está un poco loco resultando sus apariciones la mar de graciosas.

El problema principal del film, es el guión. En ocasiones resulta muy confuso y liante. No sabes por dónde van los tiros, aparecen nuevos personajes de la nada que de pronto tienen conexión con la trama. Además, deja aspectos sin resolver y eso es imperdonable en el cine negro, más concretamente en el campo detectivesco. Hay quién dice que cuando se dejan situaciones sin finalizar es sinónimo de genialidad, de que no te lo den todo bien mascado. Yo más bien lo achaco a una falta de claridad de ideas. Eso sí, nada que objetar a los diálogos, que van al grano.


¡Qué duro es el Ralph Meeker!

Un punto y aparte merece el final. Sin duda tiene un aspecto bueno y otro malo. El primero es que sorprende y deja al espectador con una buena sensación en el cuerpo. Lo malo es la ejecución. Ha quedado muy desfasado, con unos efectos bastante cutres que provocan más risa que espectacularidad. Es lo que tiene una cinta de bajo presupuesto, que en los aspectos de efectos envejecen muy rápido.

Sin duda, en las interpretaciones cabe resaltar a Ralph Meeker. Su actuación como el inspector Mike Hammer es más que convincente. A pesar de que su físico no ayuda (demasiado guaperas encandilador de mujeres) es un tipo cínico, rudo, duro, que sólo piensa en sí mismo y conseguir los objetivos que se ha marcado sin preocuparle el resto. Una muy buena interpretación de detective duro de Ralph Meeker.

El Beso Mortal es una muy buena película de intriga de bajo presupuesto que, con un guión más elaborado y que no se hubiera ido tanto por las ramas, nos encontraríamos ante un peliculón del subgénero. Un 7,5.


Pues esta ha sido mi experiencia en la Seminci de 2009. En lo que a mí respecta, es la segunda mejor edición. Parece que la organización ha estado a la altura de lo que es el certamen (a penas ha habido quejas por parte de los espectadores) y los problemas a la hora de conseguir entradas no son tantos (lo que he aprendido es que no hay que ir una hora antes a por una entrada de la Sección Oficial, porque se agotan). La pena es que no haya podido asistir a más películas, porque unas cuantas más tenía en mente, así hubiera disfrutado de más cine y pudiera haber aportado más a este blog sobre el festival, pero unas veces por mi dejadez y otras por las circunstancias, no ha podido ser.


La alfombra acabó hecha un asco

Cuando mencionaba lo de segunda mejor edición, ha sido por las dos experiencias anteriores. La de 2008 fue absolutamente nefasta. El cartel que había era penoso, de un gafapastismo impresionante que no invitaba en absoluto a ir al cine. Sólo Metrópolis estaba en mis planes, pero fue una estafa. Demasiado dinero por una sola película. Y encima, un caos organizativo impresionante. Menos de un tercio de las entradas se reservó al público general, el resto eran invitaciones. Las consecuencias fueron unas colas interminables y un montón de gente que se quedó sin entrada porque se agotaron en un suspiro. Un auténtico desastre.

Y digo que es la segunda mejor (los más pesimistas dirían la penúltima) porque la edición de 2007 parece insuperable. Parece que queda lejos cuando se hacían ciclos como Dios manda, ese pedazo de ciclo dedicado al productor italiano Alberto Grimaldi y el dedicado al Cine de Juicios. Y aun así, me quedé con ganas de ver alguna película más. Pero ahí quedará para siempre en mi recuerdo, aquel día de todos los Santos, en las que hice una tripleta impresionante viendo tres obras maestras casi del tirón: Doce Hombres sin Piedad, Testigo de Cargo y El Bueno, el Feo y el Malo. Ojalá el año que viene se pueda repetir semejante día.

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